En diversos
paisajes franceses del siglo XVIII se desarrollan, no las aventuras, sino las
desventuras de una pequeña niña que, al quedar huérfana y al separarse de su
hermana mayor, se ve obligada a recorrer distintos escenarios en los que se
encuentra con diversos personajes, en su mayoría hombres, con ocultas
preferencias sexuales que son consideradas a lo largo de la historia como
vicios; los personajes varían de posición social, oficio y filosofía; todos
ellos sumisos a sus deseos, pretendiendo saciar sus placeres más ocultos con
Justine, pero para ella el hecho de conservar su virginidad era la virtud más
importante que debía guardar, sin importar las circunstancias en las que se
viera envuelta o los traspiés que el destino interpusiera siempre buscaba una
ayuda divina por medio de la oración.
Superficialmente
la historia escrita por Sade ilustra muchas escenas sexuales caracterizadas por
la violencia, los golpes, la sangre, el uso de la fuerza y el sadomasoquismo,
pero más allá de las escenas sexuales se encuentran diálogos de crítica
política, social y religiosa, líneas que desarrolla el autor como papel tapiz
de las escenas, como si Sade no gustara del uso del ágora para mostrar sus
ideales y su filosofía como es el caso de sus contemporáneos franceses George
Danton ,Jean Paul Marat, Maximilian Robespierre, entre otros personajes de la
revolución francesa.
(Continua…)
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