Tres
cuadernos de hojas rayadas, cinco lápices, dos borradores blancos y dos
tajalápiz metálicos son los útiles que el “loco” Tafur emplea en su celda para iniciar
el relato de su vida, comenzando por la enfermedad que sufrió en un niñez, su
voluntad para ser un excelente deportista, el bullying del cual era víctima,
sus vida estudiantil y universitaria llena de frustraciones, su vida en aquellos
barrios bogotanos que bien son considerados como guetos, su viaje a medio
oriente y su desenlace de nuevo en Bogotá. Pues a modo de resumen esos serían
los tópicos más relevantes de la vida del Loco, pero se hace obligatorio hablar
acerca de dos aspectos más: por un lado los personajes que se cruzan en la vida
del narrador y que son aún más peculiares. Y por otro lado, la influencia de
las voces y visiones que tiene Tafur desde su niñez –A modo personal, un
elemento que encontré interesante en el libro Satanás, pero que se convirtió en elemento repetitivo en este
libro-.
Inicialmente
el amigo de la infancia: Bruno quien
le da el valor de enfrentar al gordo del barrio chino y con quien compartiría toda
su infancia y adolescencia, en menor medida
Rogelio con quien compartía el
escenario de los baños, ambos ocultando ser víctimas de sus tormentos, la
profesora Mariana con la que sufriría
su primer gran decepción amorosa (¿), el acontecimiento con el –pedófilo- padre
Alfonso. Hay tres personajes centrales en la historia de Tafur, él los llama “maestros”
Valerio de Angelis pintor, Ángel Castelblanco profesor de
literatura y Hermes Socarras profesor
de educación física, ellos interfieren mucho en su vida y modo de pensar y ver
el mundo, aunque el pordiosero que conoce en el planetario distrital influye
mucho en su adultez Ismael Buenaventura.
Por último, en el apogeo de la historia aparece Fernanda, en quien viene a desatar toda la furia de sus más ocultas
pesadillas.
(Tres
personajes secundarios llamaron mi atención debido a sus particulares apodos “Cauchito (un negro famélico que gracias a
una enfermedad en los huesos podía doblarse, arquearse y retorcerse de manera
impresionante. Se ganaba la vida haciendo un espectáculo circense a la salida
de los cines, (…). Cortadito (un enano a quien habían amputado ambas piernas, (…).
Y Lulú (un travesti que se paraba todas las noches en la zona de tolerancia, (…).)
Al
comienzo la historia se presentó muy interesante, aunque con ciertos matices de
su otro libro Satanás, con una
similitud particular entre Campo Elías y
el “Loco Tafur”, ambos bajo la luz de “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”. La
historia iba bien hasta el viaje que realiza después de la muerte de Ismael, en
su retorno a Bogotá nos presentan el desenlace de los personajes, donde el caso
del padre Alfonso es el que demuestra la manera patética en que se desenvuelven
–algunos- jerarcas de la iglesia.
Por
último, sus libros por fin se publicaron y se vendieron bien, debido al uso mediático
de la noticia del asesinato.
“Una
cosa es el dolor físico, el de la materia, y otra muy distinta es el horror de
verse en el espejo y reconocer allá, al otro lado de cristal, la sonrisa
perversa de nuestro peor enemigo” (pág. 35)
“Nuestro
principio de realidad está compuesto por pequeñas rutinas, por costumbres
insignificantes que, suprimidas, nos lanzan al vértigo de un afuera que nos
aproxima al desvarió y nos deja en manos del delirio” (pág. 68)
“No
hay nada más saludable que reflexionar sobre la muerte” (pág. 76)
“No
somos un yo, sino una suma de individuos que se dan cita en nuestro cuerpo, una actualización de muchos ancestros
que encarnan, de pronto y sin permiso, en nuestra piel, en nuestras manos, en
nuestra más escondida psicología. Somos clan, tribu, pura muchedumbre en
movimiento” (pág. 117)
“trabajar
es una forma disimulada de mendigar” (Pág. 121)
“No
es fácil contemplar semejantes escenas de demolición y catástrofe humanas, y
continuar alimentando la creencia en un futuro mejor y más civilizado” (Pág. 202)
“Hay
instantes de la vida en los cuales las palabras sobran, donde el lenguaje lo único
que hace es entorpecer la perfección del silencio” (Pág. 203)
“Parece
mentira, pero existimos para otros, somos lo que somos porque los demás nos
sirven de espejo para definirnos, porque los demás nos sirven de espejo para
definirnos, porque es un su mirada que nuestras vidas adquieren sentido y
profundidad. Aislados no tenemos una realidad que nos componga, un complemento
que nos otorgue legitimidad y legalidad” (Pág. 245)
¿Quién era Ismael Buenaventura? ¿Cómo era? ¿A Tafur, qué le llamó la atención de este hombre?
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